Flor pájaro
El corazón y el alma encierran saberes sutiles y simples, que transcienden el paso del tiempo y los pudores humanos. Solo a través de los libros y los corazones marcados a fuego con la sabiduría alejada de las etiquetas y las formalidades que entierran la vida bajo una lápida de silencio, descubrimos misterios sin palabras que no requieren romper silencios para acercarnos al cielo o al infierno sobre la tierra.
He sido en mis primeros años un resistente a la lectura, alguien a quien conmovían y atraían más los avatares de la vida, que el ejercicio de leer corazones y mentes ajenas ante un pedazo de papel muerto...
Aquel incomodo tiempo de deberes, en el que se me escapaba la vida corriendo al lado de mi silla, ha acogido con el tiempo una metamorfosis silenciosa, invisible... He aprendido que a sentir y a vivir también se aprende a través de una hoja de papel manchada de tienta; que las confesiones de un libro revelan profundidades del alma ajenas, reflexiones y silencios parlanchines que jamás revelara la palabra hablada hasta ver el borde del precipicio, hasta estar al borde de la muerte.
Tengo que reconocer que desde hace años no abarco todo lo que puedo leer, a menudo tampoco quiero... En este momento de mi vida busco algo distinto a lo que he buscado en otras edades en la lectura.
No he leído a Benedetti hasta esta ocasión. Lo que he tenido oportunidad de leer en estos días me ha conmovido, si yo lo hubiese escrito me habría sentido orgulloso de haberlo hecho.
Me ha gustado, tanto el modo de pensar que expresa, como la manera de escribir franca y clara en las palabras, sin aspavientos ni florituras innecesarias. Contundente por el propio peso de sus ideas y no por la aparatosidad de las formas.
En la lápida de un escritor, de un poeta, pesan más las páginas leídas, las flores de sonrisas desplegadas y lágrimas derramadas, los corazones y las razones a los que ha hecho temblar sus cimientos, que las hermosas placas de los premios que adornan las paredes de materia muerta.
Nos has dejado un rastro, un camino del alma que seguirá abriendo al conocimiento mentes que tal vez ni siquiera recuerden tu nombre. Tu corazón Mario ha dejado marcada con tinta indeleble la rosa de los vientos que verán los viajeros y los marinos perdidos tatuada en el cielo estrellado de su propio viaje.
He sido en mis primeros años un resistente a la lectura, alguien a quien conmovían y atraían más los avatares de la vida, que el ejercicio de leer corazones y mentes ajenas ante un pedazo de papel muerto...
Aquel incomodo tiempo de deberes, en el que se me escapaba la vida corriendo al lado de mi silla, ha acogido con el tiempo una metamorfosis silenciosa, invisible... He aprendido que a sentir y a vivir también se aprende a través de una hoja de papel manchada de tienta; que las confesiones de un libro revelan profundidades del alma ajenas, reflexiones y silencios parlanchines que jamás revelara la palabra hablada hasta ver el borde del precipicio, hasta estar al borde de la muerte.
Tengo que reconocer que desde hace años no abarco todo lo que puedo leer, a menudo tampoco quiero... En este momento de mi vida busco algo distinto a lo que he buscado en otras edades en la lectura.
No he leído a Benedetti hasta esta ocasión. Lo que he tenido oportunidad de leer en estos días me ha conmovido, si yo lo hubiese escrito me habría sentido orgulloso de haberlo hecho.
Me ha gustado, tanto el modo de pensar que expresa, como la manera de escribir franca y clara en las palabras, sin aspavientos ni florituras innecesarias. Contundente por el propio peso de sus ideas y no por la aparatosidad de las formas.
En la lápida de un escritor, de un poeta, pesan más las páginas leídas, las flores de sonrisas desplegadas y lágrimas derramadas, los corazones y las razones a los que ha hecho temblar sus cimientos, que las hermosas placas de los premios que adornan las paredes de materia muerta.
Nos has dejado un rastro, un camino del alma que seguirá abriendo al conocimiento mentes que tal vez ni siquiera recuerden tu nombre. Tu corazón Mario ha dejado marcada con tinta indeleble la rosa de los vientos que verán los viajeros y los marinos perdidos tatuada en el cielo estrellado de su propio viaje.
No te salves
ResponderEliminarNo te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo- MARIO BENEDETTI -
Bonita aportación, compromiso compartido.
ResponderEliminarGracias por tu visita, bienvenida
Besos