¡¡Visita ultimos titulares + ultimos comentarios en la columna derecha ===>>>!!

Alondra - Boira - CharlyChip - Dolita - Monica - Elena - Joan - Joseluinik

lunes, 7 de septiembre de 2009

Si abro la maleta...


foto extraída de TIPOS INFAMES* (SOITU.ES)

En algunas ocasiones asaltas mi pensamiento. Vuelvo a vivir con intensidad aquellos primeros momentos, cuando te conocí.

Estabas detrás de una mesa llena de papeles y tus ojos y los míos se encontraron. Sentí como si el universo hiciera explosión… fue entonces cuando sucedió, en aquel preciso instante. Jamás he conseguido explicarme por qué ocurrió, pero sin querer, por el azar caprichoso, sin buscarnos, nos reconocimos entre los millones de personas de aquella hermosa ciudad. Aún no lo sabíamos pero ya nuestros destinos se habían cruzado.

Creo que me quedé porque tú lo quisiste. La prueba que tuve que hacer no tuvo la brillantez que yo hubiera querido demostrar. Pero los días comenzaron a pasar y aún recuerdo el primer roce de tus dedos cuando me entregaste un expediente, tus ojos siempre fijos en los míos: en los pasillos, en el ascensor, junto a la máquina de café… Los dos silenciosos, las únicas palabras eran simplemente de cortesía o de obligación, no obstante tan extrañamente comunicativos… ¡se puede decir tanto con la mirada! , tú sabías hacerlo y yo también era transparente…

El primer beso tan falto de experiencia por mi parte, lleno de miedo y sobrado de amor, surgió en nuestra primera fiesta navideña. Todas las secciones se habían unido y el bullicio nos mezcló. Me sacaste a bailar, y después, en mi caso, aquel ron fuerte me dio la soltura que el miedo y la inexperiencia me negaban.

En el aparcamiento, la frondosidad de los árboles matizaban la luz de las farolas. Había aceptado que me llevaras a casa y sin te quieros, ni palabras hermosas, te acercaste a mi y me besaste dentro del auto. Entonces, un violento golpe de lágrimas inundó mis ojos, no podía contenerlo, era como cuando la lluvia del trópico cae con fuerza y arrasa todo…

Nuestra historia fue tormentosa, con muchas luces y muchas sombras. No me importaba nada, estar unas horas contigo era suficiente… Hoy repasando los recuerdos, zambulléndome en ellos. Veo que he vuelto amar pero siempre buscándote a ti en otros labios, en otros ojos, en otros abrazos.

Ese ha sido el gran error de mi vida que nunca te pude desplazar amor… A veces aún siento tu aroma, cada vez que veo el mar recuerdo tus ojos y si cierro los míos el viento aún me trae tus besos. Tu sonrisa tierna y maliciosa a la vez, cruza como un fotograma de película en momentos inesperados…

Los pocos amores que vinieron después sólo han sido sustitutos tuyos. Ni la distancia en el tiempo disminuyó y menos curó, la tortura del dolor que dejaste con tu ausencia… Aquel: “¡ven conmigo!” lo llevo gravado a fuego… ¿por qué no me fui contigo?...
Como ladrón escondí tus recuerdos, me enfrenté a la vida con coraje, me puse una máscara y llevo desde entonces interpretando un personaje. Pero ya ves, te quedaste en mis recuerdos… Ahora cualquier día volveré a verte… me acogerás en tus brazos fuertes eternamente…(Fin)

4 comentarios:

  1. Siempre digo lo mismo, no se puede buscar alguien que reemplace lo irremplazable, no se puede buscar unos labios que sustituyan a otros, ni una sonrisa que haga olvidar otra. Lo que pasó, pasó, hay que guardarlo en el cajón de los buenos recuerdos, y abrir otro cajón, nuevo, donde guardar las nuevas experiencias, pero no mezclarlo, no olvidar, solo aceptar.

    Muy dulce tu relato.

    ResponderEliminar
  2. Tienes toda la razón, pero cuando la persona murió ese fantasma te acompaña siempre, como leí una vez: el corazón tiene razones que la razón no entiende... Estos escritos sirven para conjurar con palabras el fantasma, para dejarlo salir.

    ResponderEliminar
  3. No sé si fué la música,ni si fué tu relato,ni siquiera si fué mi estado de ánimo, pero me llegaste al alma.Mientras una lágrima tras otra recorre mi rostro, yo trato de alejar de mí esa sensación de ausencia que conseguiste transmitirme a través de tus letras.
    Me uno a la consigna de que el corazón tiene razones que la razón no entiende.

    ResponderEliminar
  4. Tiene mucha fuerza. Las experiencias de la vida dejan huellas profundas

    Creo que aquello que han despertado sigue en nosotros...

    Lugar, tiempo y contraparte no faltaran para despertarlas de nuevo pero es poco deseable, aunque a menudo parece inevitable, compararlas.

    Besos

    ResponderEliminar